Adaptación de cultivos al cambio climático: el durazno en Bolivia

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Mujer cultivando duraznos en Bolivia

La estrategia innovadora para un cultivo de durazno sostenible más resiliente al cambio climático

Desde 2016, Cotagaita, Bolivia viene afrontando el impacto de diferentes fenómenos meteorológicos extremos cada vez más recurrentes derivados del cambio climático (heladas, sequías, granizadas).

Estos fenómenos dañan severamente las plantaciones de durazno, así como otros cultivos, suponiendo en muchos casos la pérdida de la totalidad de la cosecha. Aquella situación provoca un serio riesgo de inseguridad alimentaria en las familias, viéndose en muchos casos obligadas a emigrar.

Sin embargo, gracias al trabajo realizado por Ayuda en Acción y socio local Fundación ACLO, junto con el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (IHSM-UMA-CSIC) se ha contribuido a desarrollar capacidades de adaptación en incrementar la resiliencia de los cultivos de durazno en las comunidades.

¿Cómo se desarrollan estas capacidades?

Para ello se han introducido nuevas variedades de durazno de floración más tempranera y más tardía en parcelas experimentales sobre diferentes altitudes y latitudes del territorio. Esto está permitiendo poder seleccionar la variedad que mejor adapta su proceso de crecimiento a las nuevas condiciones climáticas.

Además, se ha dotado a las comunidades de dispositivos tecnológicos de medición y registro de temperaturas. Estos disponen de datos proyectados en el tiempo sobre la variabilidad climática en las diferentes etapas de la cosecha.

Otro elemento importante ha sido la capacitación en nuevas prácticas de manejo de cultivo de durazno basado en un enfoque de adaptación climática. Se ha enseñado sobre la poda, el injerto, la fertilización, el abono y mejora del equipamiento agrícola para el riego, entre otras.

Finalmente, todo esto se realiza con un claro componente de género. A través de la transferencia de conocimiento de la estrategia a las mujeres productoras, se promueve su participación en decisiones como el cambio y comercialización del producto.

Resultados

Mediante esta intervención, se ha conseguido implantar en las parcelas experimentales 42 nuevas variedades de durazno, 5 de manzano y 4 de peral. Adicionalmente, se obtuvo un comportamiento positivo en 8 variedades de durazno de floración tempranera y tardía y en todas las variedades de manzano y peral.

También se cuenta con un patrón de heladas. Es decir, que las familias productoras han desarrollado un sistema de alerta temprana a partir de los dispositivos “data loger”. Estos ayudan a anticiparse y preparar la respuesta ante la amenaza de heladas.

Igualmente, respecto a la escasez de agua en la zona, se ha optimización el recurso hídrico, mediante la dotación de sistemas de riego por goteo en 10 comunidades. Pero sin duda, el mayor logro del proyecto es el cambio producido entre las agricultoras y agricultores participantes.

El 40% incorpora al menos 5 nuevas prácticas mejoradas para el cultivo de durazno desde un enfoque de adaptación climática. El 93% considera que se han reducido los daños a los cultivos y el 97% ha obtenido mejores rendimientos de producción en sus
plantaciones.

Alianzas entre públicos y privados

El proyecto fue cofinanciado por la Agencia Andaluza de Cooperación al Desarrollo. Por esta razón, es un claro ejemplo de la oportunidad que suponen las alianzas entre actores públicos, privados, científicos, académicos y ONGD en aspectos clave a nivel global como la lucha contra el cambio climático y la pobreza.

Los resultados de la estrategia innovadora de cultivo sostenible de durazno se  compartieron en el encuentro “Innovación científica para la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático”, exponiendo los aprendizajes de esta alianza multi-actor, así como los elementos orientados a la adaptación frente al cambio climático.

Según José Manuel Román, Delegado de Ayuda en Acción en Andalucía, “con esta intervención en alianza con agentes públicos y privados, estamos tratando de desarrollar capacidades de adaptación y mitigación frente al cambio climático en las comunidades”

Andalucía, puntera en la ciencia e innovación agrícola

La producción de árboles frutales en Andalucía es de las más importantes en España y copa los índices de exportación nacional anual. El durazno supone una media anual del 40% de la producción total de frutales andaluza, cosechados principalmente en la provincia de Sevilla.

En el ámbito del manejo de frutales, el IHSM “La Mayora” perteneciente al CSIC, cuenta con amplia experiencia que, gracias a este proyecto de cooperación al desarrollo, servirá para contribuir a mejorar las condiciones de vida de la población de Cotagaita.

Al mismo tiempo, desarrolla investigaciones científicas sobre la producción de distintos frutales expuestos a condiciones meteorológicas extremas, que también podrán ser aplicadas al ámbito andaluz en un contexto de cambio climático.

La fruta de durazno presenta cualidades nutritivas por lo que son una buena alternativa para la seguridad alimentaria. Además, pueden ser consumidos y comercializados localmente, evitando así la dependencia de la volatilidad de mercados exteriores.

El Mundo Ecológico / Ayuda en acción