Greenpeace denuncia la gravedad de las balsas mineras de Riotinto

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Riotinto: ¿el próximo Aznalcóllar?
21/03/2023. Minas de Riotinto, Nerva, Huelva, Andalucía, España. Greenpeace documenta el estado de las minas de Riotinto, 25 años después de la rotura de balsa que provocó el desastre en Aznalcóllar El desastre de Aznalcóllar podría quedar empequeñecido si, como alertan los expertos y el propio Instituto Geológico y Minero de España (IGME), las balsas de estériles mineros de Río Tinto en Huelva (Gossan, Cobre y Aguzadera) colapsaran. La empresa Atalaya Mining, con el visto bueno de la Junta de Andalucía, pretende efectuar un nuevo recrecimiento de las presas de residuos mineros (hasta una cota de 417 metros sobre el nivel del mar). La empresa Atalaya Mining ha pedido a la Junta seguir con la explotación minera de Río Tinto. Ello conlleva verter todos los años 10 millones de metros cúbicos de residuos tóxicos, en unas balsas de estériles mineros ya colmatadas tras años de actividad minera. La magnitud de estas balsas es colosal. Se trata de los mayores depósitos de estériles mineros de nuestro país. Gossan, Cobre y Aguzadera, son un único conjunto que ocupa 595 hectáreas, con hasta 100 metros de profundidad y que acumulan unos 240 millones de toneladas de lodos tóxicos. Con la pretendida ampliación por parte de la empresa, alcanzarían los 400 millones de toneladas. Esto es, 30 veces el volumen de tóxicos vertidos en el desastre de Aznalcóllar. Corta Atalaya, corta minera que ha estado funcionando aproximadamente unos 90 años, la iniciaron los ingleses y observamos el "bocado" realizado en la montaña. Ahora en abandono, han roto todos los niveles freáticos, acuíferos y manantiales, el agua se acumula y vemos como sale al nacimiento del río Tintillo, al río Odiel, donde quieren hacer una presa con estas aguas contaminadas para mandarla a los regadíos del entorno de Doñana y la Ría de Huelva. Escombrera con filtraciones sin control de ningún tipo, aguas rojas que contienen hierro, azufre, arsénico, zinc, cobre... entre otro

Las balsas mineras de Riotinto podrían provocar un desastre diez veces mayor que el de Aznalcóllar

El próximo 25 de abril se cumplirán 25 años de la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar, Sevilla. Greenpeace publica un informe que repasa uno de los peores desastres medioambientales de la historia en España y denuncia la alta probabilidad de que un incidente similar pueda ocurrir en las balsas de Minas de Riotinto, en Huelva.

Además, la organización ecologista ha documentado ambas zonas, incluidas las filtraciones en las balsas de lodos mineros de Riotinto, que gestiona la empresa Atalaya Mining. Con motivo del aniversario, además, Greenpeace y Ecologistas en Acción publicarán un comunicado conjunto y un vídeo especial el próximo lunes 24 de abril.

En Aznalcóllar, la empresa multinacional sueca que gestionaba la mina, Boliden, confirmaba la seguridad de la balsa donde. Sin embargo, sólo cinco días después, se producía la rotura del dique Este de la balsa de la mina de los Frailes.

La brecha, de 50 metros de longitud por 30 de altura, permitió el vertido de más de seis millones de metros cúbicos de lodos y aguas tóxicas al río Guadiamar. Esto puso en grave peligro el ecosistema de Doñana. Asimismo, desestabilizó el desarrollo de la economía agrícola y pesquera de la vega del Guadiamar y del estuario del Guadalquivir.

Consecuencias de Aznalcóllar

En total, 80 kilómetros de cauces afectados; 4.600 hectáreas de diez municipios envenenadas; caladeros de pesca cerrados por contaminación de cadmio, zinc, cobre y arsénico; siete millones metros cúbicos de lodos retirados; más de 30 toneladas de animales muertos y acuíferos altamente contaminados.

Además, se marco récord mundial de concentración de metales pesados en aves acuáticas; unas 5.000 personas perdieron sus empleos; 46.200 habitantes se vieron afectados; y las pérdidas económicas alcanzaron casi los 11 millones de euros.

25 años después, no parece que se hayan aprendido las consecuencias de la mala gestión de las balsas mineras. A día de hoy, las balsas de las minas de Riotinto, los mayores depósitos de estériles mineros de España, se encuentran rodeadas de irregularidades que podrían ocasionar un desastre diez veces superior al de Aznalcóllar.

Negligencia de la administración

El denominador común de ambas balsas es la actuación negligente de las administraciones. Especialmente en este caso, de la Junta de Andalucía, que por acción u omisión, consintió en Aznalcóllar y permite ahora en Riotinto irregularidades que provocan este tipo de accidentes que dejan secuelas durante décadas.

La de Aznalcóllar fue una catástrofe anunciada, con múltiples denuncias previas de los grupos ecologistas locales y técnicos de la propia empresa minera, Boliden Apirsa. Sin embargo, tanto la empresa como las administraciones y la justicia ignoraron o archivaron todas las denuncias.

Dos décadas y media después del vertido, el laberinto judicial del caso sigue a la espera de un juicio que obligue a los responsables a asumir el coste de la catástrofe. Boliden, una multinacional sueca, sigue eludiendo pagar a las administraciones central y autonómica los 133 millones de euros reclamados. Hay pendientes dos resoluciones judiciales.

El desastre de Aznalcóllar podría quedar empequeñecido si, como alertan los expertos y el propio Instituto Geológico y Minero de España, las balsas de estériles mineros de Riotinto en Huelva (Gossan, Cobre y Aguzadera) colapsaran.

Los mayores depósitos de estériles en el país

La empresa Atalaya Mining, con el visto bueno de la Junta de Andalucía, pretende efectuar un nuevo recrecimiento de las presas de residuos mineros (hasta una cota de 417 metros sobre el nivel del mar). Justo la semana pasada salió la resolución de la autorización ambiental para el recrecimiento de la balsa.

Gossan, Cobre y Aguzadera, son un único conjunto que ocupa 595 hectáreas, con hasta 100 metros de profundidad y que acumulan unos 240 millones de toneladas de lodos tóxicos. Con la pretendida ampliación, alcanzarían los 400 millones de toneladas. Es decir, 30 veces el volumen de tóxicos vertidos en el desastre de Aznalcóllar.

La situación de riesgo de rotura de las balsas es más que una posibilidad debido a la práctica de la compañía minera Atalaya de no espesar previamente los lodos que se vierten en las balsas, lo que acelera la posibilidad de que los muros de las presas se fracturen.

Esto a pesar de que existe una resolución que obliga a la compañía a espesar los lodos de forma obligatoria y cuyo incumplimiento puede dar lugar a la revocación del permiso.

Las denuncias de Greenpeace

Greenpeace ha documentado numerosas filtraciones en las balsas de lodos mineros de Riotinto. Alguna de ellas con conocimiento de la empresa Atalaya Mining, donde advierte con carteles del peligro tóxico de la zona. Dado el riesgo que suponen las filtraciones para la seguridad de las balsas, resulta imprescindible hacer un  seguimiento de las mismas. 

Además, los muros de la balsa han sido recrecidos con técnicas y materiales similares a los que se usaron en la maltrecha balsa de Aznalcóllar hace 25 años, porque Atalaya también ha modificado sin supuesta autorización el sistema físico de vertido que garantizaba una mayor consistencia de los recrecimientos.

“La Junta de Andalucía permite todos estos incumplimientos en Riotinto. Estamos ante una situación que calca los precedentes de la catástrofe de Aznalcóllar. Irregularidades, incumplimientos de las condiciones de explotación poniendo en riesgo la seguridad, denuncias de organizaciones ecologistas que son ignoradas…” ha declarado María José Caballero, portavoz de Greenpeace.

Consecuencias de una posible rotura

La rotura de estas balsas provocaría, según un informe de 2014 realizado por Ayesa la compañía que evaluó los riesgos de reabrir la mina, un vertido de lodos tóxicos (con un caudal máximo de 34.716 metros cúbicos por segundo) que recorrería 111 kilómetros hasta llegar al mar Atlántico.

A su paso afectaría gravemente a tres municipios de la cuenca del río Odiel (Gibraleón, Palos de la Frontera y Punta Umbría), llegando incluso a alcanzar a dos barrios de la ciudad de Huelva (de 143.000 habitantes). Arrasaría la reserva de la biosfera de las Marismas del Odiel.

El Mundo Ecológico / Greenpeace