España lidera Europa en tráfico aéreo por segundo año consecutivo con 145 millones de pasajeros. Amigas de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF exigen paralizar la mayor inversión aeroportuaria de la historia de España: 13.000 millones para ampliar los aeropuertos más contaminantes de Europa.
Las cinco organizaciones ecologistas más influyentes de España han unido fuerzas para rechazar frontalmente el plan de inversión de 13.000 millones de euros anunciado por el Gobierno para modernizar y ampliar la red de aeropuertos gestionados por Aena. Una decisión que califican de «incompatible con la lucha contra la emergencia climática» y que llega paradójicamente durante la Semana Europea de la Movilidad.
«El anuncio de la mayor inversión aeroportuaria de la historia justo durante la Semana Europea de la Movilidad lanza un mensaje claro de incoherencia, en el que el discurso sobre la movilidad sostenible se queda en un plano simbólico, mientras se sigue apostando por el crecimiento del transporte más contaminante por pasajero-km transportado«, declaran las organizaciones.
El plan gubernamental contempla la ampliación de la capacidad de 13 aeropuertos españoles, incluyendo Adolfo Suárez Madrid-Barajas (ya con proyecto en marcha), Barcelona-El Prat, Málaga, Valencia, Alicante, Bilbao, Santander, y los aeropuertos canarios de Tenerife Norte, Tenerife Sur y Lanzarote, además de Menorca, Ibiza y Melilla.
España lidera Europa en tráfico aéreo mientras promete reducir emisiones
La magnitud del desafío climático que representa esta decisión se comprende mejor al analizar las cifras actuales del sector aeroportuario español.
España fue por segundo año consecutivo el país europeo con mayor tráfico aéreo en 2024, realizando un millón de vuelos y transportando 145 millones de pasajeros. Los aeropuertos del Grupo Aena registraron más de 309 millones de pasajeros en 2024, cifras récord que contrastan dramáticamente con los compromisos climáticos adquiridos.
Cabe recordar que el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas contamina más que ciudades enteras.
Los aeropuertos son la segunda fuente más contaminante
Los números del sector aeroportuario español chocan directamente con los compromisos climáticos nacionales y europeos. España se ha comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte un 42% para 2030 respecto de 2005. Sin embargo, el sector del transporte ya representa el 32,6% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero del país y la aviación genera el 13,9% de las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte, según la Comisión Europea. Esto la convierte en la segunda mayor fuente de estos contaminantes del transporte, sólo por detrás del transporte por carretera
Además, en 2024 el transporte aéreo español fue el segundo con más emisiones de toda la Unión Europea: generó 22,6 millones de toneladas de CO₂, equivalente a casi la mitad de todas las emisiones de Suecia en ese año.
El coste sanitario oculto de los aeropuertos: más de 120.000 casos de enfermedades graves
Los datos sobre el impacto en la salud pública son especialmente alarmantes. Según un estudio de la ONG europea Transport & Environment, la contaminación producida por los aviones sería la causa de 52.205 casos de hipertensión, 64.918 de diabetes y 5.340 de demencia sólo en torno a los aeropuertos de Barcelona, Madrid, Málaga y Palma de Mallorca.
La investigación científica respalda estas preocupaciones. El principal riesgo identificado es la pérdida auditiva, aunque también se han detectado problemas de salud como estrés, ansiedad, dificultades de concentración y riesgos cardiovasculares, relacionados con la exposición prolongada al ruido.
Especialmente vulnerable es la población infantil: varios estudios han señalado que los niños que viven en zonas cercanas a aeropuertos tienen dificultades de aprendizaje debido a la interferencia constante del ruido en su capacidad para concentrarse.
Impacto devastador sobre la biodiversidad
Las ampliaciones aeroportuarias no sólo amenazan la salud humana y el clima, sino también los ecosistemas locales. Las infraestructuras asociadas, como los aeropuertos y las pistas, ocupan grandes extensiones de terreno, a menudo resultando en la fragmentación de hábitats y la pérdida de biodiversidad.
Las ampliaciones de los dos grandes aeropuertos españoles, Madrid y Barcelona, tuvieron en común que la construcción de sus nuevas pistas provocó afectaciones significativas sobre la Red Natura 2000.
Los aeropuertos de Barajas y El Prat: los casos más preocupantes
Los dos aeropuertos que concentrarán las mayores inversiones son también los más problemáticos desde el punto de vista ambiental:
- Madrid-Barajas es el cuarto aeropuerto más emisor de toda la UE, y según diferentes estudios, su ampliación supondría un aumento de las emisiones de CO₂ del 35%.
- Barcelona-El Prat generó en 2019 8,4 millones de toneladas de CO₂, más del doble de todas las emisiones derivadas del consumo de energía de la ciudad de Barcelona. Su ampliación incrementaría las emisiones un 33%.
La necesidad de cambiar el rumbo
Las cinco organizaciones firmantes han presentado demandas al Gobierno entre las que destacan:
- Paralización indefinida de cualquier ampliación de infraestructuras aeroportuarias y planes de crecimiento de la aviación.
- Eliminación de vuelos de trayectos cortos que tengan alternativa ferroviaria.
- Redefinición de la política de transporte hacia un modelo de movilidad sostenible que satisfaga las necesidades del conjunto de la población.
- Priorización de inversiones en modos de transporte más responsables con la salud y el medio ambiente.
Una decisión que pone vidas en peligro
«Los proyectos de ampliación de aeropuertos constituyen ejemplos claros de una política de transporte centrada casi exclusivamente en la construcción de grandes infraestructuras en favor de los medios más contaminantes«, denuncian las organizaciones.
Su crítica apunta directamente al modelo económico que sustenta estas inversiones: «Esta visión de la movilidad promovida por el Gobierno se sitúa en el extremo opuesto al modelo hacia el que necesitamos transitar: un modelo orientado al fomento de los modos de transporte más eficientes energéticamente y con menores emisiones, y en el que las inversiones prioricen las necesidades de desplazamiento del conjunto de la población, incluyendo especialmente a quienes disponen de menos recursos y no tienen acceso al avión, y no la rentabilidad económica de unos pocos operadores económicos«.