Las imitaciones no sólo destruyen empleo. También socavan los esfuerzos de la industria sostenible mientras España lidera la compra de falsificaciones en Europa. ¿Cómo podemos combatirlo? Eligiendo slow fashion como alternativa sostenible.
España se ha convertido en el segundo país de la UE que más falsificaciones compró en los últimos doce meses. Sólo Bulgaria nos supera. El año pasado las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad incautaron más de 6,1 millones de productos falsificados según datos del Ministerio del Interior. Pero poca gente sabe lo que eso lleva asociado… Las falsificaciones en España generan pérdidas de 5.700 millones de euros al año y 44.700 empleos.
«Las infracciones de derechos de propiedad industrial tienen consecuencias nefastas para la economía y la sociedad, destruyen puestos de trabajos directos, y reducen la venta de los productos legítimos«, subrayan desde la Oficina Española de Patentes y Marcas del Ministerio del Interior.
Es tal el volumen que el problema ya no es sólo económico. Supone también una bomba ambiental. Cada producto interceptado termina destruido, incinerado… y convertido en emisiones que contradicen cualquier intención de proteger el planeta.
La moda: una industria que contamina más que la aviación y gasta más agua que tú
La industria de la moda emite aproximadamente 1,2 gigatoneladas más de CO₂ al año que la aviación y el transporte marítimo juntos. De hecho, es responsable del aproximadamente un 10% de la emisión de gases de efecto invernadero.
Además, la producción de tejidos contamina hasta el 20% del agua potable y ¿sabes cuánta se necesita para producir una simple camiseta de algodón? 2.700 litros de agua, ¡lo que consume una persona en dos años!
Las falsificaciones agravan exponencialmente este problema. Al tratarse de productos elaborados al margen de cualquier regulación medioambiental, el lavado de materiales sintéticos lleva a la acumulación anual de más de medio millón de toneladas de microplásticos en los océanos, que luego llegan a la cadena alimentaria.
Slow fashion VS falsificaciones: la revolución del armario que puede cambiar el mundo
Por eso, frente al modelo de usar y tirar, emerge la slow fashion. Frente a las falsificaciones que operan al margen de cualquier control ambiental, usan tintas tóxicas, plásticos de baja calidad y técnicas contaminantes sin filtros ni responsabilidad, aparece la moda sostenible que aboga por respetar los procesos artesanales, utilizar materiales nobles y confeccionar en España ofreciendo condiciones de trabajo dignas.
Sólo en España destacan marcas como Hemper, Blue Anemone, Colmillo de Morsa, Clotsy o Sepiia, que defienden la moda ética a través del uso de materiales como el cáñamo, el algodón orgánico o tejidos reciclados. También han cogido fuerza plataformas como Slow Fashion Next, que ofrecen formación y consultoría en moda sostenible.
Así, poco a poco, el movimiento de la slow fashion o moda sostenible ha dejado de ser una opción minoritaria en España. Esta nueva elección consciente responde a una nueva conciencia del consumidor español que prioriza la calidad sobre la cantidad.
Cada compra es una elección. Y tú, ¿qué futuro quieres para nuestro planeta?
En 2024, el movimiento slow fashion impulsó la inversión en prendas atemporales y de alta calidad que están diseñadas para durar, desafiando la cultura de la moda rápida. Cabe recordar que este enfoque será el obligatorio a partir del 31 de diciembre de 2025, cuando la recogida separada de textil será obligatoria en España.
«Defender las marcas no es sólo una cuestión legal, es una responsabilidad social. La falsificación no sólo daña a la economía formal, sino que pone en riesgo la salud del consumidor y alimenta redes criminales«, afirmó Gerard Guiu, director general de Andema.
Por ello, España ha impulsado un Plan Nacional e Integral de lucha contra la venta de falsificaciones (2023-2026) que contempla acciones de vigilancia, sanción y concienciación.

