Bosco Verticale en Milán para enfrentar olas de calor. Copyright (c) 2019 Ivan Kurmyshov/Shutterstock.
Bosco Verticale en Milán para enfrentar olas de calor. Copyright (c) 2019 Ivan Kurmyshov/Shutterstock.

Innovación urbana frente a las olas de calor

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Ante el creciente desafío que suponen las olas de calor, muchas ciudades se están transformando para adaptarse a las nuevas exigencias climáticas. La ciencia de materiales está desempeñando un papel clave en esta transición. Investigaciones como las de Cornell University han desarrollado soluciones térmicas innovadoras, como la “madera óptica”, un material de baja absorción solar que enfría pasivamente las superficies. Sin embargo, en España aún nos queda mucho camino por recorrer.

Innovadoras técnicas de diseño, materiales avanzados y soluciones arquitectónicas reactivas prometen no sólo protección contra las olas de calor, sino también eficiencia energética y bienestar urbano.

La arquitectura bioclimática

Una de las principales respuestas al calor extremo es la arquitectura bioclimática, que utilizao el diseño pasivo para garantizar el confort térmico sin necesidad de climatización activa. Esto se logra mediante la orientación estratégica, la ventilación cruzada, fachadas ventiladas y el uso de techos verdes y materiales aislantes como lana de roca, celulosa o corcho. También se incorporan materiales reflectantes en cubiertas y pavimentos para reducir la temperatura ambiente desviando la radiación solar.

Esto, junto con otros materiales innovadores y estrategias urbanas adaptativas, destacan como buenas soluciones para enfrentar las olas de calor y las nuevas condiciones meteorológicas extremas.

Materiales inteligentes contra las olas de calor

Así, la ciencia de materiales está desempeñando un papel clave en esta transición arquitectónica. Investigaciones como las de Cornell University han desarrollado soluciones térmicas innovadoras, como la “madera óptica”, un material de baja absorción solar que enfría pasivamente las superficies.

Otras soluciones son las superficies micropatronadas. Son capaces de actuar como emisores térmicos selectivos: reflejan el calor en verano y lo retienen en invierno. Todo sin necesidad de energía adicional.

Ecosistema urbano Polinature -Photo: Emilio P. Doiztua
Ecosistema urbano Polinature -Photo: Emilio P. Doiztua

También surgen intervenciones móviles como Polinature, un refugio climático portátil con jardines verticales. Esto permite reducir hasta 5 °C la temperatura ambiental y atrae polinizadores en zonas urbanas. Instalado en espacios abiertos, ofrece una respuesta flexible y de rápida implementación ante episodios de calor extremo.

Planes urbanos e infraestructuras públicas adaptativas 

Las estrategias urbanas también están evolucionando para mitigar el impacto del calor. En Barcelona, la instalación de toldos textiles y pérgolas fotovoltaicas en plazas, patios escolares y zonas verdes ha generado más de 50.000 m² de sombra, cubriendo más del 60 % del espacio público expuesto. Estas infraestructuras no sólo ofrecen confort térmico inmediato, sino que también producen energía renovable y fomentan el uso de espacios al aire libre, incluso en los meses más sofocantes.

Otros ejemplos de esta estrategia son las viviendas sociales de “Esporles” (Mallorca), diseñadas íntegramente con soluciones pasivas que permiten confort térmico sin climatización activa. También la “Delfín Tower” de Benidorm, que combina fachada bioclimática y paneles solares, reduciendo un 70 % su consumo energético.

Infraestructuras con naturaleza integrada frente a las olas de calor

La incorporación de vegetación en fachadas y azoteas también se ha consolidado como una estrategia clave frente al calor urbano. Edificios como el “Bosco Verticale” en Milán, o proyectos en Madrid como «La Vela«, demuestran cómo la vegetación integrada en las infraestructuras puede reducir hasta 4 °C la temperatura ambiental y regular la humedad. Al mismo tiempo, mejora la calidad del aire y la biodiversidad en entornos urbanos.

Esqueletos verdes para ciudades habitables

Una de las iniciativas en este ámbito es “Solana”, el nuevo desarrollo urbanístico al norte de Madrid. Ha adoptado de forma pionera el enfoque del esqueleto verde: una red continua de corredores ecológicos que estructura todo el entorno urbano desde la naturaleza. Este planteamiento considera las zonas verdes como infraestructuras esenciales desde las que organizar la ciudad.

Además de su función ecológica y social, esta red natural actúa como infraestructura climática. Esta estructura vegetal integrada contribuye de forma directa a mitigar el efecto isla de calor, a reducir el uso del coche y a construir una ciudad más habitable.

En conclusión, la combinación de diseño arquitectónico innovador, materiales inteligentes y planificación urbana sostenible está transformando las ciudades en espacios más resilientes, listos para enfrentar las olas de calor cada vez más frecuentes y severas.

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