Un estudio demuestra a los agricultores que se puede para ahorrar dinero y reducir los gases de efecto invernadero de una forma sencilla
Disminuir el consumo energético en explotaciones agrarias y las emisiones de gases de efecto invernadero, entre un 10 % y un 20 % mediante prácticas sencillas, es posible según demuestra el proyecto LIFE AgriClimateChange de la Fundación Global Nature
Jordi Domingo, técnico valenciano de la Fundación Global Nature, afirma que “luchar contra el cambio climático desde la agricultura es posible porque tras la puesta en marcha de acciones agronómicas en más de 25 explotaciones de cítricos, olivos, plátanos y tomates en invernadero, en Valencia y Canarias, se ha comprobado que es posible reducir entre un 10 % y un 20 % de los consumos energéticos y emisiones de gases de efecto invernadero, simplemente con medidas sencillas y realistas.” Para ello se está desarrollando una herramienta informática del proyecto AgriClimateChange, que estará lista para finales de este año y aplicable por los agricultores de la Unión Europea. Estos estudios se están realizando simultáneamente en cultivos de España, Francia, Italia y Alemania, los países socios que participan en el proyecto europeo con financiación LIFE.
Estos resultados se han obtenido después de conversaciones con agricultores valencianos y canarios durante un año, con frecuentes visitas a los cultivos para recabar datos como el tipo de riego utilizado, método de poda (a mano o con motosierra), utilización del tractor, cantidad de plástico que requiere cada explotación (gomas de goteo, depósitos de varios usos, etc.), gastos de combustible en la maquinaria agrícola y aceites, así como el gasto en fertilizantes o qué tratamientos fitosanitarios han sido los habituales. Con toda esta información se han realizado los cálculos del consumo de energía no renovable y de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
A partir de esta encuesta se pasa al plan de acción, cuyos pilares fundamentales son tres: reducción de consumo de combustibles para la maquinaria, ajuste del abonado nitrogenado y la gestión alternativa de la cubierta vegetal. También se proponen acciones como la reducción de fitosanitarios, el refuerzo de infraestructuras naturales (setos, bosquetes, etc.), el ahorro de consumo eléctrico en bombeo de agua, utilización de energías alternativas, etc.
Con estos métodos una explotación de naranjas de la variedad “Valencia” de algo más de una hectárea en Valencia ha reducido el consumo de combustible, de abonos y de fitosanitarios (herbicidas e insecticidas) creando una cubierta vegetal. Con esta acción se puede ahorrar un 10,7% de energía además de reducir sus emisiones un 48%. ¿Cómo? Lo que ha hecho ha sido ajustar el abonado a las dosis recomendadas -unos 200 kg menos de fertilizantes-, reducir el número de tratamientos de herbicidas e insecticidas -de 5 tratamientos herbicidas a uno solo, y de 2 tratamientos insecticidas a 1 solo-, evitando, de esta manera, trayectos de maquinaria y gastos en fitosanitarios. La reducción de estos tratamientos ha disminuido el consumo de gasoil cerca de un 40 %. La cubierta vegetal fija carbono en grandes cantidades, por lo tanto disminuye el porcentaje de emisiones.
El balance arroja un ahorro energético del 10,7 % mientras que el financiero ronda el 5 %.
La aplicación en la agricultura europea de estos planes de acción con las medidas correctoras propinaría una reducción de costes financieros, la mejora de la competitividad y del comportamiento ambiental de la explotación y el cumplimiento de la normativa de lucha contra el cambio climático. Es decir, el agricultor tiene un ahorro económico, mejoran los cultivos y se reducen gases de efecto invernadero.