La única salida a la crisis: Educación

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Esta semana hemos vivido una huelga total de la enseñanza pública en 14 Comunidades Autónomas como respuesta ante los recortes en educación realizados por el actual gobierno.

En los últimos meses hemos visto como la crisis se está llevando todo por delante, y los dirigentes no han dudado en meterle mano también a la educación de una forma drástica. El primer gran recorte fue el de sueldos docentes en 2010 (todavía con el Gobierno socialista), al que siguieron reducciones de plantillas en las escuelas en varias comunidades el pasado septiembre (Madrid, Cataluña, Galicia, Navarra y Castilla-La Mancha), poniendo más horas de clase a los funcionarios para poder prescindir de interinos. A ello se ha sumado la eliminación de distintos programas de apoyo a los escolares y restricciones en el día a día de los centros. A primeros de 2012, el recorte era de más de 3.400 millones de euros en los presupuestos educativos en solo dos años.

Pero no se va a quedar ahí, las propias previsiones del Gobierno dicen que se seguirá reduciendo el presupuesto en los próximos 5 años, pasando de una inversión pública en enseñanza del 4,9% al 3,9% del PIB, es decir, más de 10.000 millones de euros de recortes. Por lo tanto el sector afronta una reducción de plantillas para aulas más llenas.

 

Seguramente esta línea de actuación es una de las más graves y que más van a lastrar a nuestro país en los próximos años. Ante una situación de crisis como la actual es cierto que es necesario apretarse el cinturón y reestructurar muchos sectores poco eficientes o perniciosos: sector bancario, inmobiliario, sanidad, infraestructuras, etc.

También es cierto que nuestro sistema educativo en todos los niveles no es uno de los mejor valorados a nivel mundial, por lo que hay ajustes y mejoras que son necesarios plantear. Pero en un mundo globalizado en el que el capitalismo nos obliga a competir con el valor del capital humano, la educación tiene que ser el centro de las miradas de la sociedad. Conseguir un país competitivo y un sistema económico sostenible depende del planteamiento en educación que hagamos.

Necesitamos una educación pluridisciplinar, con mucho contenido práctico, recursos para la especialización y la investigación. Una educación que potencie el conocimiento de idiomas y el sentido cosmopolita de los alumnos. También una Formación Profesional de máxima calidad que permita la especialización de los estudiantes para salir al mercado laboral en condiciones de aportar valor a la sociedad y por tanto a las empresas.

España necesita una política coherente que plantee la educación como la mejor inversión que podemos hacer, y no como un gasto a recortar. Premiando el mérito y el esfuerzo, y dando recursos a los docentes para motivar y enseñar en condiciones. Porque invertir en educación es salvaguardar el futuro. Si bien no aportará resultados de hoy para mañana, una apuesta decidida en esta línea colocará a nuestro país en un nivel de productividad y competitividad en 10 años, como no hemos conocido hasta ahora.