Así es como Northgate busca combatir la crisis climática, plantando 5.000 árboles autóctonos en una decena de bosques que absorberán más de 800 toneladas de CO₂ en las próximas tres décadas.
El cambio climático avanza a un ritmo alarmante. Según la Agencia SINC y el informe Global Carbon Budget en 2024 se enviaron 41.600 millones de toneladas de CO₂ a la atmósfera, lo que refuerza la urgencia de soluciones basadas en la naturaleza como, por ejemplo, la reforestación. Los bosques españoles juegan un papel crucial en esta batalla: acumulan CO₂ a un ritmo anual de 5 toneladas por hectárea, compensando aproximadamente el 15% de las emisiones nacionales.
Especies mediterráneas contra la degradación
Por eso son importantes proyectos como ‘Bosques Northgate’, que buscan recuperar espacios naturales degradados con especies mediterráneas autóctonas.
En Pedralba (Valencia), se plantaron 500 especies autóctonas como palmito, nogal y tomillo que contribuirán a mitigar 23 toneladas de CO₂ en tres décadas. Días después, en Sevilla, otras 500 especies entre lentisco, retama y mirto se sumaron al proyecto con una proyección adicional de 30 toneladas de CO₂ mitigadas.
La elección de especies autóctonas no es casual, sino una decisión científica fundamental. Las plantas nativas han evolucionado durante miles de años adaptándose a las condiciones locales específicas, lo que garantiza no sólo su supervivencia, sino también su integración efectiva en el ecosistema. A diferencia de las especies exóticas, las autóctonas requieren un mantenimiento mínimo, presentan menor riesgo de enfermedades y tienen un consumo hídrico acorde a las precipitaciones de la zona.
Pero su valor va mucho más allá de la eficiencia: la reforestación con especies nativas contribuye a revertir la pérdida de biodiversidad y restaurar los hábitats específicos que albergan fauna adaptada a esas plantas. Los bosques nativos crean microhábitats favorables para la regeneración natural, mejoran las condiciones del suelo y facilitan la dispersión de semillas de vegetación arbórea autóctona.
Bosques autóctonos contra la huella de carbono
En España, esta estrategia ya demuestra resultados concretos. A finales de 2022, el Registro de Huella de Carbono del MITECO contabilizaba 28.674 toneladas de CO₂ retiradas mediante casi un centenar de proyectos de reforestación con especies autóctonas. Estas iniciativas han ganado protagonismo en los mercados voluntarios de carbono, donde la calidad ecológica y la viabilidad a largo plazo de los proyectos determinan cada vez más su valoración y credibilidad.
300 voluntarios siembran el futuro de los bosques
Más de 300 personas entre empleados, clientes y familiares han participado activamente en las jornadas de plantación. Este enfoque colaborativo transforma la compensación de carbono en una experiencia tangible y educativa.
La reforestación se ha consolidado como estrategia clave contra el cambio climático. Las emisiones mundiales de CO₂ derivadas del cambio de uso del suelo se han reducido cerca del 20% en los últimos años gracias a la reforestación, aunque todavía representan 4.200 millones de toneladas anuales.
Más allá del carbono: la importancia de la biodiversidad
El proyecto, desarrollado en colaboración con Bosquia, empresa especializada en reforestación de bosques autóctonos, integra criterios científicos para garantizar la recuperación efectiva de los ecosistemas. Los beneficios van más allá de la captura de carbono: mejora de la biodiversidad, protección del suelo, regulación del ciclo hidrológico y generación de empleo local.
Hay que tener en cuenta que España es un territorio con enorme potencial. El sector forestal español tiene absorciones que suponen más del 10% de las emisiones totales del país. Sin embargo, los expertos advierten que el cambio climático amenaza esta capacidad: algunos bosques húmedos del norte han reducido ya su tasa de crecimiento hasta un 50%.
Así, y con diez bosques plantados y 5.000 árboles creciendo en suelo español, Northgate transforma espacios degradados en sumideros de carbono vivos, donde cada planta autóctona es una pequeña victoria contra la emergencia climática.