España cierra sus últimas centrales de carbón mientras el consumo mundial alcanza máximos históricos

Transición del carbón a las energías renovables

A las puertas de la COP30 el uso mundial del carbón alcanza máximos históricos. Una realidad que amenaza el objetivo de limitar 1,5º el aumento de la temperatura global. ¿Alternativas? España demuestra que las energías renovables funcionan y, además, son rentables. 

En un giro irónico de los acontecimientos, que pone en entredicho el compromiso global con el clima, el uso del carbón – el combustible fósil más contaminante del planeta- ha alcanzado máximos históricos en términos absolutos, según revela el informe anual sobre el Estado de la Acción Climática 2025. 

Esta noticia llega en un momento crítico, a las puertas de la COP30 que se celebrará en Brasil, y pone de manifiesto la enorme brecha entre las declaraciones de intenciones y la realidad de las políticas energéticas globales. 

El carbón, responsable de la mayor parte de emisiones de CO2  

Aunque el porcentaje de uso del carbón como medio para generar energía ha disminuido notablemente en los últimos cinco años, su uso «se encuentra en un máximo histórico debido al aumento de la demanda total de electricidad«, según el informe. Este hecho resulta especialmente preocupante ya que el carbón es responsable de la mayor fuente de emisiones de CO2 producidas por el ser humano. 

El informe es contundente: ninguno de los 45 indicadores evaluados está próximo a alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C para 2030, a pesar del Acuerdo de París firmado hace ya una década. 

El coste humano: millones de vidas en juego 

Más allá de las cifras climáticas, el impacto en la salud pública es devastador. Según datos de Greenpeace y el Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio, la contaminación del aire por la quema de combustibles fósiles, principalmente carbón, petróleo y gas, causa 4,5 millones de muertes al año a nivel mundial. 

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud confirmó en 2022 que el 99% de la población mundial respira aire contaminado. Y la razón principal son, de nuevo, los niveles insalubres de dióxido de nitrógeno originados en la combustión de combustibles fósiles. 

Los peligros del carbón para la salud

Así, un informe reciente de la Global Climate and Health Alliance documentó cómo «los combustibles fósiles son un ataque directo a la salud, perjudicándonos en cada etapa de su ciclo de vida y en cada etapa de las nuestras». 

España: líder europeo en la transición energética 

Mientras el panorama global resulta desalentador, España emerge como un referente en la transición hacia energías limpias. Así, nuestro país está demostrando que el abandono del carbón no sólo es posible, sino también beneficioso económica y socialmente. 

Actualmente en España sólo quedan cuatro centrales operativas: dos en Asturias (Aboño y La Pereda), una en Cádiz (Los Barrios) y otra en Mallorca (Alcudia).  

El cambio ha sido espectacular. En sólo una década, el carbón ha pasado de representar una parte significativa del mix energético español a apenas el 1,1% en 2024. Como señala Luis Atienza, expresidente de Red Eléctrica de España: «El verdadero reto de la descarbonización será electrificar sectores como el transporte y la industria«. 

Actualmente los datos actuales son esperanzadores: más del 56% de la electricidad generada en España proviene ya de fuentes renovables, con la energía solar y eólica experimentando crecimientos superiores al 10% anual. Esta realidad consolida a nuestro país como uno de los líderes europeos en sostenibilidad energética. 

El hidrógeno verde: la apuesta de futuro 

Pero España no sólo abandona el carbón, sino que se está posicionando como líder europeo en hidrógeno verde, algo fundamental para la descarbonización de sectores industriales y del transporte pesado y es clave para una economía baja en carbono. 

De hecho, centrales como las de Aboño y Los Barrios se están reconvirtiendo para producir energía a partir de gas e hidrógeno, en lugar de cerrar definitivamente. Esta estrategia permite mantener empleo en las regiones afectadas mientras se avanza en la transición energética. 

Una transición justa

En este sentido, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través del Instituto para la Transición Justa, ha trabajado en la creación de un marco de ayudas que garantice que «nadie se quede atrás en la transición«. 

Joan Groizard, secretario de Estado de Energía, subraya que «es importante que las empresas firmantes busquen alternativas para los proyectos que no acaben de materializarse en las zonas con el fin de asegurar un balance de creación de empleo netamente positivo«. 

Actualmente, los proyectos en cartera suman inversiones por valor de 6.185 millones de euros, que prevén crear 2.276 puestos de empleo de larga duración y 11.486 empleos durante la fase de construcción. 

El contraste global del carbón: un mundo a dos velocidades 

Mientras países como España, Reino Unido y otras naciones europeas avanzan decididamente hacia el abandono del carbón, economías como China, India, Estados Unidos y algunos países del este de Europa están permitiendo que la industria gaste cientos de miles de millones de dólares para construir nuevas centrales térmicas de carbón. 

De hecho, la Agencia Internacional de la Energía advierte que la demanda de carbón seguirá creciendo en estas regiones, desafiando los objetivos climáticos internacionales, a pesar de que las energías renovables superarán este año al carbón como principal fuente de generación eléctrica mundial por primera vez en la historia. 

¿Qué debe ocurrir para cumplir los objetivos? 

El informe es claro en sus recomendaciones: habría que retirar unas 360 centrales eléctricas de carbón de tamaño medio cada año y multiplicar por nueve los esfuerzos para detener la pérdida de bosques si queremos cumplir con los objetivos de 2030. 

«Si bien los avances que necesitamos siguen siendo posibles, lograrlos exigirá esfuerzos e inversiones mucho mayores y mejor coordinados en torno a soluciones tanto probadas como emergentes«, indica el documento. 

Todos los sectores de la economía deben aplicar «transformaciones sistémicas audaces» para alcanzar el objetivo de temperatura del Acuerdo de París. Los cambios van «a una velocidad prometedora, aunque insuficiente«. 

Alternativas sostenibles al carbón: el camino está trazado 

Las alternativas existen y son cada vez más competitivas: 

 La urgencia de actuar 

«La era de los combustibles fósiles ha envenenado nuestro aire, roto la salud y fracturado la dignidad«, advierte Christiana Figueres, exjefa de la ONU para el clima, enfatizando la urgencia de una transición rápida hacia energías renovables. 

Con la COP30 a la vuelta de la esquina, el contraste entre el récord histórico en el uso del carbón y los compromisos internacionales no puede ser más evidente. Como señala el informe: «Por cada avance prometedor, hay señales preocupantes de estancamiento o retroceso«. 

España demuestra que el cambio es posible, pero el tiempo se agota. La pregunta ya no es si podemos permitirnos la transición energética, sino si podemos permitirnos no hacerla. 

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