Cosmética tradicional VS cosmética ecológica certificada

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Vida Sana cosmética

La crisis económica ha perjudicado a muchas pequeñas firmas de la cosmética ecológica certificada

El 2022 ha sido un año difícil para el bolsillo de la inmensa mayoría de trabajadores en España. Es decir, para muchos consumidores de productos ecológicos. Hablamos del peor año para las finanzas de los consumidores en lo que va del siglo, según los datos del Ministerio de Trabajo.

Los sueldos pactados entre patronales y sindicatos vía negociación colectiva cerraron el ejercicio con un incremento del 2,8%. Una cifra tres veces inferior a la inflación media del 2022 (8,4%).

Pero, tampoco hacen falta muchas estadísticas. Todos notamos cómo cada día que pasa es más difícil llegar a fin de mes. Y eso si tenemos la suerte de tener trabajo. Si no lo tenemos (España es el país de la UE con el índice de paro más elevado)… la cosa ya es dramática.

Por esta razón, el sector de la cosmética ecológica también se ha visto perjudicado con esta situación, heredera de la guerra en Ucrania, de la crisis post-covid, de la coyuntura internacional y de la dictadura de los ciclos cósmicos.

Inflación disparada

Un artículo de “El Periódico” señala: “En 2022 resistió el empleo pese a la desaceleración de la recta final del año, con la creación neta de 470.000 puestos de trabajo. Resistió como pudo el tejido empresarial, que registró una destrucción mínima de empresas del 0,2%”

Pero lo que no ha resistido a la mayor inflación desde los años 80 han sido los salarios. Los primeros paganos de la actual crisis de precios en la que están inmersas las principales economías occidentales.

Los trabajadores españoles llegaron a 2022 tras una década de salarios estancados, con la inflación y los incrementos salariales persiguiéndose a unos ritmos más o menos empatados.

Pero esa alta inflación ha perjudicado a muchas pequeñas firmas de la cosmética ecológica certificada. Incluso aunque no suban los precios de sus productos, muchas consumidoras y consumidores tradicionales de productos de higiene y de cosmética orgánica tienen problemas, para continuar con su consumo habitual.

No solo las empresas “BIO”

Revlon anunciaba en junio del año pasado (cuando se registraron los índices globales de mayor inflación) que se acogía al Capítulo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos. Esto con el fin de poder enfocarse en su crecimiento futuro.

La compañía cosmética estadounidense Revlon se declaró en bancarrota. Todo debido a problemas financieros derivados del impacto global de la alta inflación, las interrupciones en la cadena de suministros y sus deudas.

En un comunicado de prensa, explicó que “solicitar la protección bajo el Capítulo 11 de la ley de quiebras… le permitirá reorganizar su estructura de capital”. Una vez que el Tribunal de Quiebras de Estados Unidos dé su aprobación, la compañía espera recibir 575 millones de dólares en financiamiento para apoyar sus operaciones diarias.

Productos “BIO” en grandes superficies

Por si fuera poco, los productos “bio” ya no son patrimonio exclusivo de determinados espacios frecuentados por personas muy concienciadas. La cosmética ecológica, en este caso respaldada por grandes grupos comienza a estar en todas partes y esto hace que las ventas de las empresas más pequeñas también se vean resentidas.

Carrefour ha sacado a la venta, en 2020, su nueva línea de cosméticos ecológicos certificados para el perfecto cuidado de la piel. Esta sección de la compañía francesa es una de las más completas, ya que cuenta con una gran variedad de productos muy internacionales de los que destacan los de origen francés.

Actualmente, los laboratorios cosméticos franceses presumen de una gran fama debido a la alta calidad de sus productos. Son muchas las “influencers” e “it girl” que se han sumado al cuidado de la piel y han encontrado sus productos favoritos a bajos precios y con descuentos.

Greenwashing

El “greenwashing”, o “lavado verde”, no es más que una estrategia comercial que utilizan algunas empresas del sector cosmético para posicionar sus productos, de una forma rápida, dentro del segmento de la cosmética natural, aprovechando la profunda desinformación que existe por parte del consumidor, según mentaactiva.com.

Desde la misma plataforma insisten: “Dichas empresas gastan grandes cantidades de dinero y de recursos comerciales para llevar a cabo importantes campañas publicitarias. La publicidad tiene el único fin de que sus productos tengan una apariencia natural, muy conscientes de las ventajas económicas que esto significa”.

Por lo general, son marcas comerciales que pertenecen a multinacionales, las cuales comercializan otras marcas cosméticas no naturales con éxito en el mercado. Mediante esta estrategia, tienen la posibilidad de ampliar su número de consumidores totales.

Este “lavado verde” es una competencia desleal para los que sí están haciendo bien las cosas. Y, ante el caos de los etiquetados y de la poca legislación que controle a los defraudadores mercadotécnicos, llueve sobre mojado en el terreno de la cosmética ecológica.

A río revuelto…

Desde Beautymarket advierten: “La cosmética natural y ecológica está cada vez más presente en el mercado, con cifras de consumo y demanda más que significativas y en aumento. (Esto se publicó en 2021, cuando no había estallado aún la bomba inflacionista).

Ambas, con esa pátina de respeto al planeta, al medio ambiente y a la propia fisiología corporal y de la piel que tanto reclaman y preocupa a los consumidores, pero las dos también, cosmética natural y cosmética ecológica, con diferencias, tal y como hemos explicado en Beautymarket.es en distintas ocasiones.

Es por ello que la consultora Euromonitor, se ha centrado en el estudio de dicho mercado. El análisis realizado por Euromonitor revela que el reclamo de productos naturales es mayor en las categorías de belleza y cuidado personal que los orgánicos en cuestión. “A río revuelto, ganancia de pescadores”.

El pastel entero

Según elglobal.es, “la apuesta por los productos sostenibles y ecológicos es una realidad cada vez más presente en sectores como el alimentario o el cosmético”.

Una de las grandes razones que justifica el aumento en la demanda de este tipo de productos es la creciente concienciación y preocupación de los consumidores por el impacto medioambiental generado por la industria. De hecho, actualmente un 77% de los consumidores afirma tener en cuenta el origen de los ingredientes en cosméticos.

Pero que crezca el sector de la cosmética ecológica no significa siempre que lo haga de una forma ordenada, justa y natural. En estos momentos, como ya ha pasado en el terreno alimentario, también lo alimentario ecológico sigue vendiendo, pero el consumo está migrando de las tiendas tradicionales a las grandes superficies.

Montse Escutia señala que “ hay que seguir trabajando para que también las pequeñas empresas, que son las que han levantado el sector, y cargan con a las virtudes de estos productos, puedan sobrevivir en un mundo cada vez más complicado, en el que las grandes superficies quieren no llevarse una parte del pastel, sino el pastel entero”.

Malos tiempos

De acuerdo con los últimos datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, en el último año, la subida salarial pactada en los convenios colectivos fue del 2,78%, mientras que la inflación media fue del 8,4%.

En este contexto, y tal y como recoge la última encuesta de InfoJobs sobre la intención de pedir un aumento de sueldo por parte de los trabajadores españoles, sólo el 15% de estos tiene la intención de solicitarlo en 2023. En dicha encuesta se observa también una significativa diferencia en relación a los datos del año pasado.

Al ser preguntados los profesionales españoles si pedirían un aumento salarial en 2022, el 34% respondió que sí. Son malos tiempos para caprichos y para excesos. Malos tiempos para correr riesgos.

Tiempos de búsqueda de lo esencial. Y, en ese sentido, está claro que los productos de higiene y de cosmética ecológica son los más esenciales, pero no todo el mundo puede pagarlos.

El Mundo Ecológico / Vida Sana