Este cambio eficiente también ha servido para cambiar su aspecto nocturno, resaltando más las líneas arquitectónicas de este edificio histórico, con un nuevo tono de luz llamado Blanco Lunar, elaborado especialmente para el Museo. Todo ha sido realizado gracias al el patrocinio de Endesa.
Hasta ahora, la iluminación, limitada a los balcones de las plantas primera y segunda y a la entrada en la planta baja, suponía un consumo de unos 10.000 watios, consumo que pasará a ser un 16% de esto: se ha reducido el gasto a la vez que se han ampliado las zonas iluminadas (con un 201% más de luminarias), como los balcones de la planta baja, las bandas de granito de la fachada o las banderolas del jardín de entrada al Museo.