Agricultura y biodiversidad unidas para el control biológico del topillo

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Cajas nido GREFA

Más de 3 mil cajas nido para aves rapaces depredadoras de topillos han sido instaladas desde 2019

GREFA ha instalado cajas nido en siete comunidades autónomas con el objetivo de fomentar las poblaciones reproductoras de aves rapaces. Estas se caracterizan por ser depredadoras de roedores que causan daños a la agricultura, principalmente el topillo campesino (Microtus arvalis).

De estas cajas nido, 1.800 son objeto de seguimiento anual por parte de los técnicos de GREFA en Castilla y León. La ONG prevé en breve ampliar la cobertura de estos nidales con la instalación de otros doscientos en el sur de la provincia de León.

Esta acción se encuadra en el proyecto de control biológico del topillo campesino de GREFA. El proyecto es una alternativa que evita graves daños al ecosistema derivados de métodos anteriormente aplicados en Castilla y León contra dicho roedor. Entre estas los rodenticidas anticoagulantes y quemas de vegetación.

El topillo campesino está presente en las áreas agrícolas de la Meseta Norte y el Valle del Ebro. Es ahí donde puede llegar a ocasionar daños en los cultivos y problemas sanitarios debido a su gran capacidad reproductiva. Es decir, explosiones demográficas que facilitan la dispersión de enfermedades como la tularemia.

Nuevos hogares para las aves

El cernícalo vulgar, la lechuza común y el mochuelo europeo son las rapaces a las que van destinadas la mayoría de las cajas nido instaladas en Castilla y León. Comunes en los campos españoles, estas aves han ido perdiendo sus nidos desde mediados del siglo XX debido a la simplificación e intensificación de la agricultura.

Se estima que cada familia de estas especies asentadas en una caja nido puede consumir entre setecientos y novecientos topillos durante el período reproductor.

Resultados alentadores de ocupación de nidales

El proyecto de control biológico del topillo campesino de GREFA se inició hace catorce años. La instalación de cuarenta cajas nido para rapaces en un pueblo vallisoletano fue el primer paso, y desde entonces se ha extendido a casi un centenar de municipios de Castilla y León.

Un indicador del éxito del proyecto son los datos de ocupación obtenidos durante la temporada reproductora de 2022 en las cajas nido de GREFA. En esos nidales se contabilizaron 762 parejas, 1.788 pollos de cernícalo vulgar, 199 parejas, 498 pollos de lechuza común, 32 parejas y 81 pollos de mochuelo europeo.

“Estos resultados son alentadores porque suponen un beneficio directo para el agricultor. Además de contribuir a la salud pública ya que las rapaces a las que favorecemos depredan roedores potencialmente dispersores de enfermedades infecciosas”, recuerda Fernando Garcés, secretario general de GREFA.

Proyecto de carácter conciliador

El proyecto de control biológico del topillo campesino recibe en la actualidad el apoyo de dos iniciativas en la misma línea, el proyecto Gestión Integrada del Topillo Campesino (Gesinttop) y la iniciativa del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL), entre otras.

Esta línea de trabajo de la ONG responde a tres de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de ONU. Así como a la Estrategia Europea de Biodiversidad y la Estrategia de la Granja a la Mesa.

Uno de los grandes hitos del proyecto ha sido ver reflejadas sus líneas técnicas de actuación, medidas de conservación agroambiental y bases científicas en el nuevo marco normativo aprobado en Castilla y León en 2019. El objetivo es la gestión integrada de los riesgos derivados de la presencia de topillo campesino.

El Mundo Ecológico / GREFA