No vale parecer “verde”, también hay que serlo – Antonio Quilis

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Durante la reciente inauguración de la feria Biocultura en Valencia, su directora, Ángeles Parra, andaba explicando a los asistentes, como tantas otras veces, la importancia que tiene en nuestro país la agricultura ecológica. Para tener los datos, Parra dijo que España, con más de 1,6 millones de hectáreas dedicadas al cultivo ecológico, ocupa el primer puesto a nivel europeo.

En cuanto al “mercado” recalcó que “a pesar de los malos tiempos, la agricultura ecológica no ha dejado de crecer, como lo prueba el hecho de que el consumo nacional haya crecido a una media del 10% anual”. Sin embargo, señores, debo seguir diciendo que hay negocio… fuera, allende nuestras fronteras. Ese aumento de la facturación anual sigue siendo flaco, muy flaco, comparado con los países situados más arriba de los Pirineos. En España nos gastamos en productos “bio” casi 20 € por cabeza mientras nuestros socios europeos rondan los 100. Somos contradictorios: primeros productores europeos, exportamos el 85% y consumimos 80 € menos que nuestros vecinos. Conclusiones: somos uno de los “graneros eco” de Europa, en parte gracias a nuestro desarrollo agrícola tardío… pero para consumir alimentos procesados debemos importarlos en su gran mayoría.

Los datos de superficie cultivada del año 2010 se pueden consultar en la web del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, los de consumo confieso que no los he buscado pero debemos fiarnos de lo que nos dice la directora de Biocultura.

Hablando con un productor acerca de este desfase, me comentaba que ellos no veían el mercado español como algo a tener en cuenta. Su explicación era bastante sencilla. “Yo voy a Alemania –a una feria, se entiende- a vender la cosecha de patatas… del próximo año y me la compran casi sin pestañear”. El agricultor me decía que de lo único que se tenía que preocupar era del tiempo… Sintonizando más con la filosofía de lo sostenible, del negocio amable de la agricultura cercana, tuve la oportunidad de hablar de esto mismo con un productor local. Aclaración al término local: entendido como aquellos que destinan, o pretenden destinar los frutos de su tierra cultivada, al consumo más cercano intentando quemar los recursos de transporte imprescindibles para reducir la huella de carbono al máximo. Conciliados con el tiempo, las estaciones y con el entorno, estos “pequeños guerreros” de la tierra luchan por ser los más eco-lógicos. Las dificultades son tremendas: falta de hábito en los consumos, una débil red de distribución que llegue a todos los puntos, desconocimiento del producto eco de los puntos de ventas tradicionales…

Volviendo al juego de los grandes números. A primera vista parece que lo ecológico tiene un buen futuro, un camino ascendente… Pero, ¿qué pasa en el mundo? Nos topamos con la publicación reciente del informe de la IFOAM que dibuja un escenario, el del año 2010 con tendencias prometedoras. Para empezar y para poner la realidad sobre la mesa: la superficie orgánica cultivada, 37.1 millones de hectáreas, presenta el 0.9 de la totalidad del planeta. Dentro de este pequeño porcentaje podemos decir que en el año 2010 la superficie cultivada se mantuvo estable, un millón menos de hectáreas, y que el número de productores disminuyó (1,6 millones).  Sin embargo el negocio creció hasta los 59,1 millones de dólares frente a los 54 que se obtuvieron en el 2009.

¿Dónde creció más el mercado ecológico? En Europa, con Alemania, Francia, Reino Unido, Suiza y Dinamarca a la cabeza, todo ello, gracias a los hábitos y al apoyo institucional según el estudio.

Dentro de la lógica crecemos gracias al tirón de consumo externo en gran parte. En España todo apunta a que estamos en el disparadero de un mercado en expansión, donde algunos quieren y empiezan ya a ponerse en primea línea de salida de una forma muy tímida. Peligros: que “esto” crezca desordenadamente, que se convierta en moda (sería letal), y empiece a ser una burbuja.

Señores, hay mercado y, por favor, que sea el más cercano, el que está a la vuelta de la esquina.

Antonio Quilis Sanz

@AntonioQuilis