(Casi) no se habla de cambio climático en Davos

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El Foro Económico Mundial que acaba de finalizar en Davos, Suiza, ha centrado su atención en encontrar salidas a la crisis económica que está afectando a las principales economías mundiales. Este año además, se han batido los records de participación y se ha contado con la participación de importantes ponentes, desde el secretario de Estado del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geitner, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, la directora ejecutiva del FMI, Christine Lagarde, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick y presidentes de importantes bancos y empresas multinacionales. El tema propuesto para el debate ha sido “La Gran Transformación: trazando nuevos modelos”.

Uno podría pensar que este encuentro es una clara oportunidad para impulsar un nuevo modelo de desarrollo inteligente, que no repita los errores del pasado y que busque nuevas avenidas para generar oportunidades, teniendo en cuenta el importante papel que la variable medioambiental juega en el desarrollo sostenible.

Sin embargo, parece que las urgencias a corto plazo están haciendo que los esfuerzos se centren en recurrir a las recetas de desarrollo tradicionales sin ir un paso más allá con el que buscar nuevas opciones con un importante potencial, como puede ser el desarrollo verde o green growth, uno de los temas centrales de la próxima Cumbre de Desarrollo Sostenible (Rio+20) que tendrá lugar en junio en Rio de Janeiro, Brasil, veinte años después de la Cumbre de la Tierra en 1992. Es bastante significativa la falta de atención en Davos a los aspectos centrales de la sostenibilidad, la falta de conocimiento entre los asistentes sobre Rio+20, unos de los eventos más importantes sobre desarrollo sostenible de los últimos 20 años, y el mínimo papel jugado por las cuestiones medioambientales.

Cada vez más países se están dando cuenta de que la crisis económica se puede ver muy pronto acompaña de dos nuevos factores críticos que afectarán directamente al desarrollo de los países, especialmente de los países en desarrollo, la crisis alimenticia y el suministro energético, ambos directamente vinculados con la lucha contra el cambio climático. Así por ejemplo, Meles Zenawi, primer ministro etíope, recientemente ya ha puesto de manifiesto el peligro que podría suponer para su país seguir un patrón de desarrollo como el que los países occidentales han llevado hasta ahora. Para Zenawi, África no tiene más opción que apostar por un patrón de desarrollo verde.

Parece claro que un nuevo modelo de desarrollo respetuoso con el medio ambiente y bajo en emisiones es necesario. Las negociaciones en materia de cambio climático en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en diciembre del año pasado dieron un importante paso adelante a la hora de poner en marcha un nuevo régimen climático internacional ambicioso con el que todos los países pondrán su granito de arena en la reducción de emisiones, sin embargo este proceso llevará su tiempo en dar sus resultados. Este año además, en la Cumbre de Río+20, se busca dar un nuevo impulso a temas clave como el crecimiento verde o la arquitectura institucional en materia de medio ambiente. Sin embargo, hace falta algo más. Es necesario un fuerte impulso por parte de la sociedad civil que debe reclamar a sus gobiernos decisiones comprometidas con un desarrollo a medio y largo plazo sostenible, bajo en emisiones y respetuoso con el medio ambiente con el que se pueden crear importantes oportunidades de desarrollo desconocidas hasta ahora y que pueden suponer recetas útiles para salir de la crisis actual. Pero además es fundamental la participación del sector privado, que con sus inversiones puede dar un nuevo giro a los patrones de desarrollo promoviendo una agenda de transformación sin precedentes. La Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas para Cambio Climático, Christiana Figueres, que sí que ha hablado de cambio climático en Davos, dejó claro el pasado 24 de enero en una intervención ante algunos de los asistentes al Foro Económico Mundial, que el mundo no tiene ninguna posibilidad de alcanzar un acuerdo en el marco multilateral de Naciones Unidas si las propias empresas no presionan a sus gobiernos para que alcancen un acuerdo. Un acuerdo para la reducción global de las emisiones, nuevos modelos de desarrollo verdes respetuosos con el medio ambiente, son fundamentales para el desarrollo del planeta, para los ciudadanos del mundo y para el sector privado. No es un riesgo a largo plazo, sino que ya se están sintiendo los impactos del cambio climático y la presión a la que se están viendo sometidos los recursos naturales. En su intervención, Figueres puso el ejemplo de las recientes inundaciones en Tailandia el año pasado, que provocaron el cierre del 25% de la producción mundial de discos duros del mundo, afectando a los consumidores del primer mundo.

Entonces, ¿por qué no hablan de cambio climático en Davos?